- * YuneA * -

..every night I see the world bleed..

viernes, 12 de noviembre de 2010

¿Arrepentimiento? ¿Qué es eso?

Me senté frente a Réginald:
- No puedes hacerlo, Yunea, esto es de locos...
- ¿Osas oponerte a mí? ¿En serio?
- Yunea, si lo haces todo puede cambiar, tanto a mejor como a peor...
- Ya no tengo nada que perder... y lo sabes.
- ¿Ah, no? ¿Y qué hay de tu madre? Y Morganna, Chase; ¿ellos no cuentan?
- Escúchame atentamente, Reginald... He perdido a la persona que mas he amado en toda mi vida, y no pienso dejar que esto se quede así, pienso cambiar la historia y hacer que siga vivo, ¡al precio que sea!
- Me niego, Yunea, me niego a formar parte de todo esto, ¿me oyes?
- Eso me da igual, en tu estado no te queda más opción...

Cogí a Reginald, le posé en el centro de la sala en el suelo. Le miré atentamente, sabía que esto podía ser muy peligroso y que quizá no funcionase... pero no podía rendirme tan fácilmente.
"No debes hacerlo, niña; por favor, no lo hagas..."
- Lo siento, prefiero morir a ni siquiera intentarlo...

Mordí mi brazo y dejé brotar la sangre sobre Réginald.
Busqué entre la historia... muchas imágenes y voces recorrieron mi mente a la vez; sentía como si el pasado, presente y futuro correteasen juntos a la vez, mezclándose. Intenté concentrarme en el momento en el que Lord falleció... no me costó, a fin de cuentas, nadie puede olvidar el momento en el que la persona que ama muere en sus brazos...

Una vez encontré la página que me interesaba, entré de lleno, me busqué a mí misma y me hablé:
- Tu sangré le salvará, pero debemos hacerlo juntas, si no, no servirá de nada que nos esforcemos...
- Bien -me autocontesté-, hagámoslo...

Ambas, casi a la par, nos mordimos y entregamos nuestra sangre a Lord, quien bebió gran parte de ésta.
- Ahora debo irme; si todo sale bien, no tendremos que volver a vernos... -dije mientras me concentraba en salir-. Adiós.


Me desperté en el suelo, junto a Réginald. Él estaba silencioso y quieto, no dijo ni una palabra, pese a ser consciente de lo que había hecho para modificar la historia a mi gusto. Me levanté y me dirigí a la habitación de Lord. Allí estaban todos: Elanore, Morganna y Chase, rodeando a Lord, quien reposaba en la cama.
- Hola -no dije mas, me acerqué a la figura que reposaba en la cama.
- Mi niña... jugaste con la historia y ahora tienes que afrontar las consecuencias...

No daba crétido a lo que oía... "Afrontar las consecuencias... ¿Por qué?¿Acaso es otra persona? ¡Venga ya! Esto tiene que ser una broma."
Me acerqué aun más a la figura. Todo su cuerpo estaba tapado por las sábanas, incluído su rostro. Me armé de valor y destapé su rostro y cuerpo.
- Lord... ¿cómo te encuentras?
- Me noto... extraño.

Examiné su cuerpo con calma, tenia una runa grabada en la piel y, al igual que las demás, se movía.
"Esto es obra mía sin duda... pero al menos está vivo, eso es lo que me importa..."
- Yunea -me quedé atónita, Lord de normal siempre se dirigía a mí como "My Lady"-, ¿por qué te arriesgaste a salvarme la vida volviendo al pasado? Podrían haberte matado y que todo el esfuerzo que hicimos durante años no hubiese servido de nada...
- ¿Y? Tenía que hacerlo, sabes de sobra que yo no puedo con esto sola, te necesito a mi lado para ello...
- Eres una insensata... y no debieres volver a usar tu sangre para cambiar este tipo de cosas, ¿me oyes?
- Ya basta -contesté fríamente-. Está ya hecho, no pienso cambiarlo, ¿entendido?

Me dió la espalda y continuó descansando.
A continuación sali de la habitación, Elanore no tardó en seguirme:
- ¿Por qué no fuiste capaz de afrontar lo que tenia que ocurrir?
- ¿Por qué...? - las lágrimas empezaron a brotar inevitablemente -, ¿tú te habrías quedado de brazos cruzados si hubieses podido salvar a mi padre? No, y lo sabes.
- Mi niña, ¿no te has parado a pensar que quizá deberías permitirle irse? ¿Acaso sabes cuanta vida más le has podido otorgar?
- Eterna. A fin de cuentas, somos vampiros, ¿o no?

Me dirigí a la puerta y salí a la calle, necesitaba un baño en el lago sí o sí.

"No creo que por evitar una muerte todo se haya jodido tanto; pero aunque asi fuese... me da igual, sigue vivo, es lo que me importa."

Llegué al lago, me desnudé y zambullí en el agua. No recuerdo cuánto tiempo estuve allí, aún pienso que fue más de un día y que cuanto más me sumergía mejor me sentía conmigo misma... Por mucho que lo odiase, quizá Elanore tenía razón y tendría que haber dejado que la historia siguiese su curso... pero yo no podía hacer eso; necesitaba a Lord a mi lado, necesitaba seguir pudiendo contar con él y que siguiese riendo y llorando conmigo, hablándome y guardando silencio en busca de las respuestas a preguntas en las que perdernos horas y horas...

De repente, algo me apartó de mis pensamientos. Sentí como alguien caía al lago...
- ¡Auxilio! ¡No sé nadar!

Me dirigí hacia el punto del que provenía la voz; por suerte llegué a tiempo de evitar que un joven se ahogase en ese pacífico lago, le saqué de ahí y, una vez en la orilla, habiendo comprobado que su latir y respiración eran las adecuadas, me vestí y volví a mi casa. Por suerte aquel joven pudo contar con que, cuando la tormenta llega, el lago se llena...

Comprobé que no había nadie por la zona y volví a casa.
Al llegar, Morganna me esperaba con una copa de sangre en la mano:
- ¿Grupo, aditivo y alcohol?
- 0+, cocaína y sin...
- Yunea... -hablaba mientras se dirigía a la despensa y servía mi copa- yo estoy contenta de que hayas salvado a mi hermano, como es lógico; pero me preocupa que hayas podido cometer un grave error al haberlo hecho... por duro que sea para mí, ¿quién te dice que no se volverá contra ti -me dió la copa en mano- o si será mucho el tiempo más que podrá vivir...?
- Morganna... con sólo un día más de su existencia a mi lado, me parece que es suficiente razón para hacerlo y volverlo a repetir las veces que hiciesen falta...

Lord despertó y salió de la habitación. No fue capaz de dirigirme ni una triste mirada, sabía que algo le pasaba, pero desconocía qué podía ser. Morganna observó conmigo, en silencio, cómo Lord se dirigía a la despensa y se servía algo de sangre antes de sentarse en el sofá donde solía pasar las horas muertas.
No fui capaz de mirarle en cuanto se sentó ni de aguantar su silencio, era algo que me mataba por dentro... así que me encerré en mi habitación con mi copa, dejando a los dos hermanos tranquilos con las suyas.

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