- * YuneA * -

..every night I see the world bleed..

jueves, 31 de marzo de 2011

El cazador cazado... cómo no.


Salí a la calle y respiré el aroma de la noche.

Todo parecía indicar que las horas siguientes iban a ser espectaculares en todos los sentidos. La Luna observaba expectante cuanto sucedía bajo su blanco, y casi cristalino, brillo y yo sentía como las estrellas guiaban mis pasos uno a uno.

Caminé durante varios largos minutos hasta dar un con local apartado, su música parecía invitarme a entrar y, una vez dentro, me alegré de haberlo hecho.
Su interior estaba ambientado en un estilo rock-alternativo, había mesas altas y bajas, de varias formas cuyos colores alternaban entre el rojo, negro, azul marino, morado oscuro y ligeros detalles en blanco; los asientos eran pequeños sillones a juego con las mesas y alguna que otra alfombra adornaba el suelo en el que se posaban. Al fondo sólo quedaba una pista de baile, repleta de gente, cuyo suelo parecía ser de mármol negro con motas blancas pintadas de manera aparentemente aleatoria.
El sitio en cuestión me resultaba increíblemente acogedor. La gente charlaba alegremente mientras sujetaban sus bebidas en la mano o bailaban de manera sensual y provocativa en busca de un receptor capaz de igualar o calentar aún más aquel ambiente.

Casi extasiada por la situación del lugar, me dirigí a la barra y pedí una copa.
Ya con mi trago en mano, decidí sentarme en una mesa libre en un rincón de aquel local y seguir inspeccionando a la gente con mayor detalle en busca de una buena compañía entre todo el gentío del lugar, cuya variedad era evidente dado que podíamos encontrar desde chicos altos, rubios, metro ochenta y con ojos verdes de rollo pijo, hasta enclenques y pecosos pelirrojos con crestas y aspecto after punk con un toque más desaliñado de lo normal.

Concentrada en mi búsqueda, apenas pude apreciar la sombra que se me acercaba disimuladamente por detrás...
- Madame, espero que disculpéis mi atrevimiento; pero me gustaría ofrecéos una copa y, si aceptaseis, mi conversación, que no es ni monótona ni excesiva...

Me giré en busca del recipiente de aquella aterciopelada voz y me encontré, ante mi sorpresa, a un joven alto, de pelo color castaño claro, ojos verdosos y de una forma física bastante atlética. Atónita ante semejante figura, respondí con un gesto de aprobación, indicándole que tomase el asiento que quedaba libre ante mí.
- Me llamo Gérard -dijo mientras besaba mi mano y tomaba asiento-, es un placer conoceos señorita...
- Puedes llamarme Yunea.
- Encantado, Yunea.

Comenzamos a charlar. Parecía un tipo de los que ya no quedaban: cordial, ingenioso, atrevido y confiado; pero sin arrogancia o pesadez alguna. Su conversación era muy variada y su manera de hablar era acogedora y cálida; su voz parecía invitar a la mente a dejarse llevar y tomar partido en toda la conversación, incluso sin necesitar articular palabra alguna.

Pasaron las horas y, sin darnos cuenta; ya era la hora del cierre del local:
- Madame, me gustaría acompañaos a vuestra casa, si me lo permitís. Estas no son horas de que una dama como vos vuelva sola y sin nadie que la proteja si surgiese la necesidad...
- Bueno, no veo inconveniente en que me acompañéis -dije mientras nos poníamos en marcha-. Incluso me gustaría ofreceos una última copa en mi casa, por las molestias e inconvenientes de vuestra decisión...
- Me encantaría -respondió mientras me ofrecía su brazo.

Acepté.
Nos dimos un largo y entretenido paseo de vuelta a la mansión. La Luna nos observaba atentamente a medida que volvíamos juntos y las estrellas adornaban el cielo como si fuesen pequeñas lupas de un millar de personas expectantes de cuanto fuese a pasar.

Gérard estaba aún más espectacular bajo la luz lunar de lo que esperaba. Sus ojos brillaban de una manera atrayente, su mirada penetraba en mi alma a cada segundo que pasaba más y más profundamente, mientras tanto, sentía como sus brazos me rodeaban por la cintura y subían lentamente por mi espalda a la que se acercaban a mí, sin apartar la mirada ni un instante; como si, ese brillo, se dedicase única y exclusivamente a desarmarme por completo.

- Yunea, no puedo más -dijo mientras respiraba mi aroma y se aproximaba hacia mis labios-. Yo... yo necesito...
- Shh...-y le besé.

El beso duró unos minutos, aunque apenas parecieron segundos. Cuando me separó de su cuerpo, Gérard tenía una aspecto diferente; sus ojos ya no eran verdosos; sino completamente azules y ya no parecía ser el hombre caballeroso que había sido durante el resto de la noche. Me apresó, aspiró mi aroma y, con una voz completamente distinta me susurró al oído:
- Ya es hora de entrar en casa, muñeca...

Apenas tuve tiempo de reaccionar, seguía presa de sus brazos mientras él forzaba la cerradura de la mansión. Instintivamente se movía por la casa como si ya conociese perfectamente cada rincón de los pasillos y habitaciones que la conformaban; y no tardó en llevarme a mi habitación.

Aunque esa no era la mayor sorpresa con la que iba a encontrarme aquella noche.

Forcejeamos unos minutos hasta que, sin darse cuenta, Gérard descubrió sus colmillos. Mi asombro no tenía límites: de todos los sitios a los que podía haber ido; de todos los seres a quien podría haber traído a mi casa, había conocido y ligado con un vampiro.

Se incorporó y me confesó que, efectivamente, era un vampiro.
- Esta noche, tú eres mi presa, Lady Yunea. Esta noche, secaré tu cuerpo hasta limpiar tu alma. Esta noche... -dijo mientras me ataba a mi cama- Seré lo último que veas, que saborees y que sientas antes de morir.

Atónita por cómo estaba acabando la noche, intenté buscar la manera de liberarme de aquellas cuerdas; de hacerle pagar a aquel desgraciado lo que tenía pensado hacerme en contra de mi voluntad. Sin éxito alguno, recurrí a mis pulmones y usé todas mis fuerzas para llamar a Jack para que me liberase.

Nadie respondió a mis gritos de auxilio. Mi voz resonaba por toda la mansión; la única respuesta que obtuve era mi propio eco.
Mientras, Gérard reía como loco y se regocijaba ante mi sufrimiento por la idea de que toda mi existencia pudiere acabar ahí, en mi habitación, a manos de un puto loco que pensaba beberse mi sangre y mi alma.

Mi furia iba en aumento y mis esperanzas disminuían a cada segundo que trascurría.
De repente, como si mis pensamientos hubiesen atraído unas fuerzas invisibles; Gerárd salió disparado por los aires:
- Yuny -era la voz de Morganna-, ¿estás bien?
- ¡Morganna! Gracias al cielo, pensé que no había nadie.
- Tranquila -dijo mientras me liberaba de las cuerdas-, ahora ya podemos darle a este payaso lo que se merece.

Me incorporé y le indiqué a Morganna que se quedase atrás. Recuperé las cuerdas con las que me habían apresado y las usé como látigos sobre el cuerpo, aún consciente, de Gerárd.
- Muy bien, pequeño loco; si quieres jugar -dije mientras me acercaba a él-, jugaremos a mi manera... Morganna, usa esto para atarle los brazos a las piernas...

martes, 1 de febrero de 2011

Versos de un alma condenada.

Despues de tanto tiempo escribiendo la historia "Runas de sangre", he querido hacer una pequeña pausa para escribir unos cuantos poemas que llevan esperando salir a la luz desde hace ya su tiempo; espero que los disfruteis leyendolos tanto como yo escribiendolos.
En unos dias espero haber acabado la siguiente parte de la historia y que os siga gustando tanto como hasta ahora; muchas gracias a todos por leer este pequeño blog y por esos comentarios que me hacen tanta ilusion.
Atentamente;
*Lady Yunea*





Dulce prohibicion, malditos recuerdos;
odio no poder olvidar ese momento.
Me deje llevar por algo que no debio pasar,
y tenlo por seguro, no me arrepentire, jamas.

Permitire a mi mente recordar lo que paso;
pero no pretendo dejar rastro de mi dolor,
pues se que lo correcto era decir no
y no dejarme engañar por la pasion.

No obstante deje a mi mente ceder el control,
obligue a mi conciencia a que bajase la voz;
me deje llevar por una dulce prohibicion...
sin siquiera pensar en si estaba bien o no.

En la vida disfrute tanto, lo admito;
pero se que simplemente fue un delirio,
una ilusion, un espejismo, un castigo,
una burla que me hizo el destino...

Y ahora, cuando cierro los ojos y lo pienso,
solo soy capaz de recordar ese maldito beso:
unos minutos en los que mi deseo fue intenso,
un recuerdo grabado a fuego en mi cuerpo...

Se que siempre intento hacer lo correcto;
pero se que a tu lado no puedo...
Y al cruzar nuestras miradas de nuevo,
pienso que eres cuanto deseo...






No quiero principes azules que me ofrezcan su corazon,
ni estatuas de hielo que se derritan con mi calor;
no quiero hombres lobo que presuman de virilidad,
ni guerreros que digan: mira, soy fuerte, ¡y audaz!

Yo lo que quiero es un vampiro, astuto y cruel,
que saboree mi sangre y me haga estremecer;
que me muerda, me bese y me diga:
Deseo beber y poseerte de por vida.

Quiero que entres en mi cama desde el balcon,
que me brindes una larga noche de pasion...
Atame, vendame, amame y hazme soñar,
mañana ya veremos si queremos mas...







Remember:
Life free... rest in peace...

Me gustaria recordar una frase que dije hace ya sus casi dos años:
"Siento que la vida
juega con todos nosotros a su capricho;
no entiendo por que debemos aguantar ser marionetas del destino..."

Asi pues, me despido con un pequeño homenaje que hice a la persona que me inspiro a escribir aquella frase, a la que mas he querido en mi vida y a la que nunca, jamas, podre olvidar...


Tras dias y dias de desesperacion...
tras ver gota a gota sangrar a mi corazon...
ya estoy hundida en este congelado mar...
por favor...rescatame...no me quiero ahogar...

Vale que no sepa nadar y si bucear...
mas no puedo mover mi cuerpo en esre mar...
mi ultimo suspiro llega... y no puedo mas...
No entiendo por que todo se esta complicando tanto...
no puedo creer que todo esto este pasando...

Y ahora... me miro al espejo...
y no se distinguir mi reflejo,
no se si soy capaz de seguir aguantando...
he de seguir caminando, ¿pero cuanto?

Solo quiero descansar...
cerrar mis ojos y el pasado olvidar...
sentir que no me has abandonado...
sentir que aun sigues a mi lado...

Muchos son los años ya sin ti...
y no se si soy capaz de seguir...
ojala aquel dia el tiempo se huibiese parado
ojala aun pudieras seguir a mi abrazado...




Gracias por vuestro tiempo.
No se si gustara; pero si se que es algo que necesitaba compartir con los demas.

miércoles, 19 de enero de 2011

Mareándolo todo un poco...

"Jack no es el mismo, eso es evidente... Apenas cruza sus ojos con los míos, no me habla, no quiere saber nada de mí, ¿tan mal he hecho en salvarle? Por qué sólo me entiende Morganna y aún así me dice que esta mal... -paré un momento a reflexionar, todo lo que había pasado desde que desperté empezaba a ser demasiado-. He matado a un vampiro, resucitado a otro y desafiado el curso de la historia... mm... no está mal, realmente supero mis meteduras de pata a un ritmo asombroso. Quizá Elanore tenga razón y deba volver a cambiarlo todo; Lord no va a volver a ser el mismo y eso me duele casi tanto como pensar en la idea de que..."

- Yunea... tenemos que hablar.

Me dirigí a la puerta mientras terminaba mi copa y la abrí: era Lord.
- Pasa...-ambos entramos-, dime¿qué ocurre?
- Yuny -comenzó a hablar mientras acariciaba mi rostro-, se que no quieres que muera; pero ambos sabemos que ése era mi destino y que al cambiarlo has alterado el futuro de maneras inimaginables... por favor te ruego que...
- ¿Por qué tengo que cambiarlo? Lord, te amo -rompí a llorar y lo abracé-, no quiero separarme de ti... no otra vez.

Lord no dijo nada, se limitó a abrazarme. Su silencio era puro dolor para lo que me quedaba de alma; yo no sabía qué podía decir, mi actitud era muy egoísta; pero... ¿por qué tenía que volver sacrificar a la persona amada por cambiar las cosas a mejor? ¿Qué motivo podría tener después de todos los años de sufrimiento que había pasado a lo largo de mis vidas humana y vampírica? No, me negaba a ello; el Universo tendría que encontrar otra manera de arreglárselas sin la muerte de Lord.

- Yunea, tendrás que hacerlo - suspiró profundamente, se separó de mi y prosiguió-. Lo que no sabes acerca de usar la sangre rúnica para cambiar el pasado, es que tiene consecuencias: el resultado final acaba siendo una lucha entre el usuario y lo que pretende cambiar. Lo que significará que de aquí a un tiempo, será inevitable que uno de los dos diabolice al otro.

Me alejé de él y observé su expresión: realmente decía la verdad.
"Diabolizarnos... ¿realmente vamos a acabar así?"

- De acuerdo, me arriesgaré pues a ello -Lord me miró sorprendido-. Si con esto puedo estar contigo un poco más, valdrá la pena... aunque ello signifique mi propia muerte.
- Estás loca.
- Sí, por tí. La gente suele llamarlo amor.
- Yunea, si te digo esto es porque te amo y no quiero hacer esto; por favor, vuelve al pasado y déjame morir...
- Si el caso fuese al revés... ¿tú me dejarías morir?

Lord estaba preparado para contestarme y lo habría hecho si no fuese porque, en ese preciso instante, Elanore irrumpió en la habitación:
- Mi niña, debemos irnos, vienen a por ti.

Lord y Elanore se pusieron manos a la obra con el dispositivo de emergencia que parecían tener preparado por si esto ocurría. Yo, sin apenas saber qué hacer, saqué una maleta y guardé armas, ropa y sangre de la despensa como intento de preparación ante lo que pudiere pasar una vez nos hubiésemos ido. Una vez terminé de prepararme, fui por Réginald y me dirigí a la entrada, Morganna, Chase, Lord y Elanore estaban preparados y esperándome junto a la puerta:
- Bien, ¿estáis preparados para hacer el ritual de sangre?
- ¿Ritual de sangre? -Me quedé sorprendida-. ¿De qué se trata?
- Todos tenemos que ofrecer un tributo de sangre para activar el pasadizo al siguiente escondite, esta vez, nos iremos a París.

Sin demora, todos ofrecieron su sangre a las runas de la puerta, asi que observé e imité a mis compañeros de viaje.
Aún trato de recordar cómo me desmayé y que pasó durante el camino a nuestro nuevo escondite; sólo sé que, cuando desperté, me encontraba tendida en el suelo de una lujosa mansión victoriana, decorada con rosas negras, arañas y calaveras sobre todo.

- Mi cabeza... -observé cuanto me rodeaba. Todo me parecía demasiado bello para ser verdad; si aquello era el paraíso o un sueño; no quería volver a la vida ni despertar.
- Yuny... ¡por fin has despertado! -Morganna vino corriendo a levantarme- ¿Qué? ¿Está todo tal como lo recordabas?
- ¿Recordar? ¿Acaso yo he estado aquí antes?
- Yuny... -su cara se tornó en una expresión de sorpresa y preocupación- Esta es tu casa, La Mansión Black Roses...
- ¿QUÉ ÉSTA ES MI QUÉ?

Y, por patético que resulte contarlo... me volví a desmayar.

A las horas, me desperté, esta vez estaba tendida en una lujosa cama con forma de ataúd rodeada de cortinas de encaje con motivos de rosas sangrantes y cruces célticas invertidas. Volví a quedarme embobada con la decoración, parecía sacado de una película de la época victoriana todo... salvo la cama.
Me incorporé y me dirigí a un espejo que estaba tapado con una tela negra. Inquietada, por recordar una situación parecida al despertar de mi sueño humano, examiné la tela cautelosamente antes de quitarla del espejo... efectivamente, era otro vestido y yo estaba completamente desnuda ante ello.

Me vestí y me observé atentamente en el espejo: mi aspecto físico era totalmente distinto, salvo por la forma de mi rostro. Mi pelo era corto y rojizo, mi estatura había aumentado, mis ojos ahora eran de color sangre y mis labios estaban pintados con un negro carmín.
El vestido que me cubría, de tonos morados, negros y granates, tenía corsetado en los laterales y la espalda y la falda tenia varias capas de tul y encaje superpuesto, realmente era precioso y me hacía parecer una muñeca de porcelana.

Busqué por la habitación en busca de algún complemento que cubriese mi cuello, no me costó demasiado esfuerzo; a los pies del ataúd había una cajita que contenía unos mitones de encaje negro, unos zapatos granates y un collar con pedrería morada. Me miré al espejo y, una vez satisfecha con la imagen que me ofrecía, abandoné la habitación en busca de un buen trago de sangre y una compañía a juego.